El doctor me dijo… Pregúntate ¿Por qué?

El doctor me dijo… Pregúntate ¿Por qué?

El doctor me dijo…  Pregúntate ¿Por qué?

Es común encontrarse con ciertos tipos de conversaciones, en los lugares más insólitos, que por populares son los menos adecuados, porque esas conversaciones tienen consecuencias profundas que pasan inadvertidas.

Todos en algún momento hemos escuchado a la vecina, a la señora en la cola del banco, a un familiar cercano o a la chusma del barrio hablar, diría yo casi alardeando de enfermedades, achaques, sufrimientos, sinsabores, tan habitualmente para generalizar y sintetizar, llamados “problemas”.

A la pregunta de cordialidad ¿cómo anda señora? La vecina dice al verdulero (¿le importará al verdulero?), ahí ando, bien, pero con algunos problemas en la rodilla que me tienen tan mal! ¡Si supiera cómo me cuesta venir hasta acá! Pero el doctor me dijo… Y así continúa pavoneándose con su mar de aflicciones cotidianas.

En la cola del banco la viejita aburrida comenta al que tiene al lado, (que generalmente está muy poco dispuesto a escuchar problemas ajenos, por estar muy atareado con los propios…) sin importar, la viejita arremete con su relato y no se puede aguantar de vociferar contra los que en su calle están rompiendo por arreglos y que su casa está llena de polvo por culpa de esos desgraciados! “¿A usted le parece Sr. que gente grande como yo tenga que sufrir esta atrocidad? Es indignante!!” Acto seguido desliza lo habitual: “Es que yo con esta artrosis, no puedo limpiar las ventanas! Chan!!

No puede aguantar sin decir que tiene algún achaque y si no lo tiene se lo inventa!   ¿A usted le parece que con este pelo encarnado en la oreja yo tenga que estar limpiando las ventanas? Por supuesto el sr. de al lado, sigue impávido y no encuentra respuestas. Claramente no las encuentra porque no existen! ¿Qué se le puede decir a una persona que lo único que tiene en mente es su enfermedad y su sufrimiento? Nada, menos siendo un desconocido!!!

Pero esa misma señora regresa a casa y atosiga a hijos y nietos con el pelo encarnado en la oreja y válgame Dios!!! Convierte su hábitat en un infierno, en el que se asan lentamente amigos y familiares.

Si, ya sé que estás carcajeando ahora! Pero piensa un poquito más…

También hay muchas personas jóvenes que están atravesando por alguna enfermedad o sinsabor en la vida y, van por ahí mostrando en la vidriera su padecimiento y su pena. Lamentablemente con la queja, todo empeora. Si hay dolor y se vive hablando del dolor, lejos de desaparecer por ser dividido y compartido, va a aumentar a proporciones gigantescas y ya nada podrá mitigarlo. Porque en ese sufrimiento quedan involucrados todos los miembros de la familia.

Obviamente no estoy haciendo apología de callar o reprimir el dolor o la enfermedad. Simplemente digo que a veces agrandarla y exagerar hace mucho daño, porque la aumenta y porque genera preocupación.

Hay algo que es aún más grave que vociferar el drama y tiene que ver directamente con el paradigma de la ciencia. A pesar de que se está desmoronando y que su discurso no se sostiene, la mayoría de las personas adhieren a él y lo consideran infalible.

Ante cualquier problema de salud, la ciencia y la medicina, nos han enseñado a aceptar diagnósticos y pronósticos y, callar sin preguntar.

Los diagnósticos pueden ser acertados aleatoriamente, es decir que a veces sí y otras no. Pero la mayoría de las veces los pronósticos, decididamente rayan con la locura.

Cuando los médicos hacen un diagnóstico grave, generalmente enseguida dan el pronóstico, que sería la evolución de esa enfermedad y qué se puede esperar y en cuanto tiempo, aunque sea aproximado.
La persona que recibe esas “directrices”, suele quedar confundida y perpleja, pero como le da un valor superlativo a la palabra del doctor, enseguida considera lo que le dijo con tal seriedad que se apropia de ese diagnóstico, que se convierte en una creencia personal.

La persona empieza a creer firmemente que está enferma y que le sucederá lo que el doctor le dijo, de tal forma que todo su cuerpo, sus células y su vida cotidiana, responderán a esa creencia y generarán las condiciones que cumplan con esas directivas. Eso es nada más y nada menos que el cumplimiento de la profesía!!
Si un médico dice que tu hijo tiene un problema neurológico como el Autismo, digamos, en tu familia ese diagnóstico es dado como válido, porque se lo considera de autoridad, tú, tu familia y el mismo chico comenzarán a percibir los síntomas del autismo. Cada cosa que el chico haga o no haga, remitirá al diagnóstico con el autismo y toda la vida cotidiana será trastocada por lo que un doctor dijo.

En este caso que el diagnóstico lo haya dado uno o varios doctores, es completamente indiferente porque todos vienen del mismo tipo de enseñanza brindada por la universidad. De ahí el nombre “universidad”, que quiere decir: versa sobre una única y misma cosa!

Bingo!!! Creo que con esto ya estoy dando mi parecer respecto de la interconsulta.

La familia comienza a actuar, pensar, sentir y HABLAR de Autismo. Están generando que la realidad se amolde a ese mar embravecido de emociones discordantes, tristeza, incertidumbre, sentirse abandonados por Dios y la vida y… podría seguir al infinito.

Yo quisiera introducir en este punto, una cuestión que quizás podría evitar muchos infortunios, pero sé que muchos se enojarán y ofenderán, aunque obviamente esa no sea mi intención.

Solo porque la idea es tan contraria al paradigma dominante de la Ciencia como el Salvador de la humanidad (Delirio Psicótico), a muchos les chocará y les dará en el medio del hígado. Espero que no sea tu caso, para que te des la oportunidad de leer lo que intento decirte.

¿Qué pasaría si ante cualquier diagnóstico o pronóstico, cada persona se permitiera a sí misma hacerse una simple pregunta que podría marcar una gran diferencia? Sería tranquilizador y alentador cierto?

La sencilla pregunta es ¿Por qué?, ya que al responderla con honestidad, cambia TODO!!!

Si te dicen supongamos, que eres disléxico y que te será difícil leer bien o hablar en público. Pregúntate ¿Por qué?; ¿Por qué tiene que ser así? ¿Necesariamente será difícil hablar en público?

Te darás cuenta enseguida que no hay necesidad de que las cosas deban ser como dice, quien sea que las diga.

No necesariamente sucederá lo que el doctor dijo que sucedería, según el paradigma mecanicista desde el que habló.

Si la realidad que el doctor te muestra (que es un mito y un paradigma) te disgusta o te pone descontento, prueba a crear en tu mente un paradigma en el cual suceda lo que tú quieres que suceda y, sostenlo a raja tabla. Puedes dar el volantazo y girar de repente hacia un destino mucho más prometedor, según tú lo elijas.

Casos así hay montones en el mundo. Uno de ellos, muy llamativo por cierto es el del Dr. Joe Dispenza.

La historia de este hombre es tan inspiradora!!

El era bioquímico y quiropráctico, graduado de un alto centro de estudios. Es decir que era un científico de pura cepa y adhería al paradigma que aún hoy impera.

A la edad de 23 años, cuando ya era un reconocido quiropráctico, el Dr. Joe Dispenza fue atropellado por un coche mientras competía en un triatlón. Esto le provocó múltiples fracturas en las vértebras, tan complicadas que la única solución que le daban los expertos era una intervención quirúrgica en la que no sólo quedaría reducida drásticamente su movilidad corporal, sino que también comenzaría a vivir un insoportable dolor crónico por el resto de sus días.

Como quiropráctico, tenía suficiente conocimiento sobre la salud de la columna vertebral como para tomar un muy importante riesgo: rechazó la operación y se sometió a un cuidadoso programa terapéutico donde, literalmente, imaginó su sanación. Tres meses más tarde consiguió volver a su vida normal, caminando y en perfecta salud.  Esto le demostró el poder de la mente, que es lo que enseña actualmente por el mundo entero.

Es Co-autor del filme ¿Y tú qué sabes? y conferenciante internacional que explica de forma sencilla cómo los pensamientos provocan reacciones químicas, que influyen directamente en la salud y crean una realidad propia. Pone el énfasis en la neuro-plasticidad, que es la capacidad que tiene el cerebro de adaptarse a los cambios y modificar los circuitos que conectan todas las neuronas (sinápsis). Además ha investigado mucho sobre la remisión espontánea de enfermedades.

Te dejo una entrevista excelente hecha por La caja de Pandora, para que tengas un pantallazo de Joe Dispenza, ya que su trabajo es muy extenso y genera que deseemos más conocimiento, para transitar mejor este momento particular.

¿Pero qué fue lo que cambió su vida? Claramente que se dio a sí mismo la oportunidad de crear su propio paradigma que le funcionara para lo que él quería, que era volver a caminar y estar en perfecto estado de salud. Es tan fácil y tan difícil como tomar una decisión.

Pero la decisión se construye en 5 pasos:

  • Resolución de evitar hablar del problema tanto como sea posible. Evitar sobre-preocupar a familiares y amigos porque la preocupación enquista el problema, aunque sea con buena intención.
  • Ante un diagnóstico o pronóstico, no quedarse con lo dado sino cuestionar: ¿Por qué las cosas tienen que ser así? ¿Podrían ser de otra manera?
  • Crearse un paradigma personal que resuelva el problema específico desde otro lugar diferente al conocido.
  • Creer firmemente que hay otras soluciones y que la autoridad puede ser uno mismo.
  • Ponerse en marcha y actuar en consecuencia y coherencia.

[piopialo]Porque Sanar es TU RESPONSABILIDAD[/piopialo]

Y también es tu responsabilidad enseñar a tus hijos con el ejemplo, que sanar depende de uno mismo y que es posible crear la realidad que prefieran, con el prerrequisito de desearlo y hacerse cargo de lo deseado

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