Podcast Violencia Obstétrica. No permitas que secuestren tu parto

Podcast Violencia Obstétrica. No permitas que secuestren tu parto

Podcast Violencia Obstétrica

La vez pasada estuvimos hablando con P L acerca del Proyecto sentido y cómo la manera de nacer, además de la manera de ser concebidos y con qué proyecto y el desarrollo de la gestación, más los tres primeros años de vida de todos nosotros es absolutamente determinante del resto de nuestra vida y especialmente lo que sucederá con nuestras emociones, que a su vez son de altísima incidencia en la salud, el desarrollo personal, el bienestar, el propósito de vida, el éxito, las relaciones y en realidad, todo en la vida.

Entonces es natural que surgiera la necesidad de tratar este tema de la violencia Obstétrica, tan relacionado con el Proyecto sentido.

En esta época tan especial de cambios rotundos que muchas veces hasta nos obligan a rever tantas cuestiones de la vida cotidiana que solíamos dar por sentado, es necesario que nos tomemos el tiempo de realmente revisar todo y vigilar que nunca volvamos a caer en los mismos errores.

Una de las cuestiones que damos por sentada es el saber y la competencia de la Ciencia y el sistema Sanitario en toda nuestra existencia.

“Callate y Pujá”

“Me ponían cosas en el suero y no sabía qué eran”. “Se llevaron a mi bebé sin decirme nada”. “No me dieron opción”. La violencia obstétrica es sólo una clase entre las tantas agresiones que sufren las mujeres, pero quizás una de las más naturalizadas debido al poder de la institución médica, legitimada por un saber académico del que muchas veces se abusa.

No nos damos cuenta de que aún con el aparente desarrollo tecnológico, estamos prestando aquiescencia a un montón de prácticas invasivas, violentas, basadas en supuestos y creencias, pero revestidas con el manto de infalibilidad de “en nombre de la ciencia”. Muchos malos entendidos y prácticas anti-éticas son toleradas por el desconocimiento popular de que en verdad hay otras maneras de hacer las cosas, más amorosas, respetuosas, éticas y conscientes, que nada tiene que ver con lo que en los libros y la educación formal se nos muestra.

Más cuando ya está en vigencia la Ley Nacional 25.929 – Ley de Parto Respetado, aunque no cubra lo que hablaremos ahora. Quizás es un importante agregado de consciencia a los derechos que reconoce esta Ley.

Contempla lo siguiente:

Todas las instituciones públicas, privadas y de las obras sociales están obligadas a cumplir la Ley Nacional 25.929, sobre Derechos de Padres e Hijos durante el Proceso de Nacimiento, y quienes no la respeten podrán ser sancionados. La legislación indica que toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el post-parto, tiene los siguientes derechos:

  • A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas.
  • A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales.
  • A ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
  • Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer.
  • A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales.
  • A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, salvo consentimiento manifestado por escrito bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
  • A estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y post-parto.
  • A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
  • A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.
  • A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña.
  • A ser informada específicamente sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el niño o niña y ella misma.

La manera de nacer influye en el estado de ánimo de toda la familia y sus emociones y estas a su vez, influyen en las maneras de nacer.

Peo además culturalmente nos han arraigado un miedo profundo a todo proceso de cambio y ese miedo influye en que muchas veces aceptemos aberraciones, suponiendo que nos pondrán a resguardo y con ellas estaremos más seguros.

El miedo y la ignorancia son los responsables de tantos errores cometidos y sobretodo de que pensemos que estos hechos son irrelevantes para el resto de la vida.

¿Cuál es la forma más común de ejercer la violencia obstétrica?

Una de las formas más incidiosas, aunque ocultas y veladas de la violencia obstétrica son las cesáreas.

Aún que nos hayan educado para pensar que en muchos casos son vitales y ayudan al nacimiento y la mejor supervivencia de madre y bebé. Es una vil mentira del sistema. En la gran mayoría de los casos las cesáreas son INNE-cesarías. Simplemente se utilizan tanto porque para médicos, obstetras, hospitales y clínicas, significan utilización la un quirófano que es cobrado a las obras sociales y además para ellos es más rápido y más redituable que tener a muchas mujeres en trabajo de parto generando inconvenientes o faltas de camas etc.

¿Cuál es la solución?

Simplemente mentalizarse de que el niño tiene y debe nacer en forma natural, porque la naturaleza es muy sabia y tiene preparados muchos mecanismos para que esto sea efectivamente así. Hay que evitar el miedo y pensar que posiblemente la cesárea será menos dolorosa, porque luego es más difícil el post-parto y no será tan cómodo amamantar por la reducción de la hormona Prolactina que se empieza a producir no sólo cuando se está en las contracciones sino además cuando el bebé pasa por el canal de parto.

Es decir que hay que elegir y decidir tener un parto normal y evitar la administración de drogas como la epidural y sostenerlo valientemente hasta que el niño nazca, ya que de parte de los médicos tendrán una insistencia permanente para que elijan la cesárea/innecesaria, incluso diciéndoles que el niño no puede nacer y metiéndoles miedo. Hay que empezar a escuchar la intuición y sentir el proceso, para poder decidir con consciencia.

Sólo en ultimísima instancia y si hay riesgo de vida, acceder a la cesárea. Pero no antes y mucho menos, por más que el embarazo sea de “riesgo aparente”, aceptar de antemano bajo cualquier justificación la programación de una cesárea.

En el momento del parto, teniendo suficiente información, las mujeres sabrán la mejor posición para que no sea tan doloroso el trabajo de parto.
Ciertamente la posición acostadas boca arriba, es la peor posición, porque la columna está inestable y las caderas no apoyan bien, con lo cual duele muchísimo más.

Tomemos como ejemplo a las mujeres indígenas por ejemplo que se ponen de cuclillas. Esa es una posición muy estable y al inclinar levemente la espalda hacia adelante, la presión se descomprime en las vértebras lumbares y el centro de gravedad se desplaza, porque el peso está mayormente repartido en los muslos y pantorrillas.

Pero luego del nacimiento hay que evitar a toda costa de que las convenzan de utilizar saca leche. Es dolorosísimo y genera frustración además de mastitis, que es una infección en los conductos galactóforos, que el bebé traga.

Lo normal es que la leche baje por sí sola, si se respetaron los procesos corporales que prepararon la llegada. A veces no baja enseguida y hay una profunda conexión con las células del bebé, que quizás estaba bien alimentado en el útero y por unas horas tal vez no necesita alimento. La leche baja para ser consumida, cuando es el momento oportuno. La biología no podría equivocarse desde el principio de la humanidad en que las mujeres paren hijos. En el caso de que la leche aparente no BAJAR,  en vez de desistir de amamantar hay que poner al bebé a succionar. Puede suceder que las primeras horas llore de hambre pero finalmente podrá alimentarse con la leche de su madre. Pero hay aún más…

No es conveniente dar biberón al niño, porque produce cólicos y muchas veces intolerancias gástricas muy dolorosas. Obviamente porque se trata de leche de otra especie. La leche de vaca está preparada biológicamente para alimentar a un ternero, que requiere una nutrición muy diferente a la de un ser humano. Por más que la mamá piense que tiene poca leche, sus pezones tienen unos inteligentísimos sensores, que al contacto de la saliva del bebé, pueden equilibrar los componentes nutricionales que el niño necesita exactamente. La saliva del bebé es un laboratorio natural de análisis químicos e informa al pecho que produzca el alimento adecuado.

Otra cosa más… la vacunación también es violencia que se ejerce apenas el bebé nace. Lamentablemente puede tener consecuencias nefastas. En mi caso mi hija comenzó con epilepsia justo después de la vacunación.

Hay que evitar escuchar a la gente que digamos sólo toca de oído y tratar de escuchar nuestra propia sabiduría interna, la intuición que la naturaleza nos brinda a las madres y que solemos llamar instinto maternal.

Se trata de ejercer la maternidad y paternidad conscientes, preferentemente planificadas, pero si no es posible, a favor de la vida y el bienestar psico-bio-emocional de toda la familia.

Para más información visitar

Tu camino Emocional de P L

Salud Ética Cuántica de Silvana Gonella

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