¿La gentileza ha pasado de moda?

¿La gentileza ha pasado de moda?

¿La gentileza ha pasado de moda?

Hace bastante tiempo que vengo observando en lo cotidiano, con vecinos, personas de mi barrio, conocidos, grupos en los que participo y la sociedad en general, que ese valor tan preciado en otros tiempos, la gentileza, hoy ha quedado relegado a la sombra del inconsciente colectivo.

La sombra es un conjunto de aspectos inconscientes de la  personalidad, caracterizada por rasgos, actitudes, disposiciones que el yo consciente desconoce como propios, no son asumidas por su incompatibilidad con la personalidad que predomina en el psiquismo consciente y, por lo tanto son relegadas a la trastienda, reprimidas y tapadas. Los aspectos fuertemente reprimidos en la sombra, adquieren fuerza y autonomía y generalmente se constituyen en antagonistas de los esfuerzos del yo.

A nivel colectivo la sombra está compuesta por la cultura, usos y costumbres familiares, regionales, de la comunidad y del país. Es un conjunto de normas de funcionamiento social, que permanecen subyacentes sin ser notadas, aunque se traducen en conductas estándares y se cuelan en el uso del lenguaje de esa comunidad particular. Lo que se dice y lo que se piensa en lo cotidiano, está determinado por arquetipos colectivos.

Por razones que están en el nivel de la ingeniería de masas, tan macabro como suena, ya no se estila ser amable, regalar sonrisas y saludos, utilizar las benditas palabras de permiso, por favor y gracias, que en otros tiempos eran los elementos con los que alegrar el día de todos, incluido uno mismo.

Hoy es lo más “normal”, en el sentido peyorativo del término, que la gente sea maleducada, indolente, indiferente, agresiva, osca, frustrada y esté siempre de mal talante en el trato con los demás. Abundan los gritos, las peleas, las descortesías y las acciones ruines como si fueran perfectamente aceptables.

La generosidad y el don de gente, la disposición a sonreír a cualquier desconocido, darle el asiento en el colectivo o decir algo lindo a cualquiera, simplemente porque surgió espontáneamente… parece que en esta sociedad enferma fuera un desatino. Cuando en realidad es todo lo contrario y, el acto de dar algo bueno de sí mismo a otros, es tan reparador y genera la secreción a raudales de endorfinas que son las hormonas de la felicidad.  Sencillamente quienes se privan de ello, se cercenan a sí mismos y se confinan a transcurrir en vidas chatas, aburridas, carentes de incentivo y alegría.

Más adelante hablaremos de las endorfinas y sus funciones milagrosas en el organismo.

A mi personalmente, siempre me gustó decirle cosas lindas a la gente y me hace tanto bien que no podría prescindir de ello porque me estaría negando un placer.

Si pasa una linda viejita, quizás le diga que hoy está peinada muy elegante, que ese saquito le queda pintado, a otro vecino lo ayudo a cruzar la calle si lo necesita y saludo al farmacéutico que está en la puerta del negocio.

En la esquina de mi casa hay un lavadero de autos que trabaja todos los días del año, 18 o 20 horas por día. Los empleados están a la intemperie, con frío y calor, mojados y muchas veces con las manos llagadas por el agua. Sinceramente los admiro y cada vez que paso por ahí, saludo a todos con una sonrisa o les digo algo que esperan…

Si supieran cómo se les iluminan los rostros a 15 o 20 muchachos que están ahí tan cansados…

¿Por qué? Simplemente porque alguien los saludó y les habló.

Vamos!!! Que son personas comunes como cualquiera, que necesitan ser vistos y tenidos en cuenta, porque con su trabajo honran nuestro país, aun siendo extranjeros.

Sin embargo en esas escenas simultáneamente se ve a otro vecino que pasa con la cara por el piso, con el ceño fruncido y ni siquiera levanta la mirada.

Me sucedió que una mujer pasó con un cochecito de bebé y al caérsele un zapatito lo levanté y, cuando se lo devolví, me miró con miedo. Simplemente le entregué el zapatito, no tenía intenciones de atacarla. Ni siquiera me dio las gracias y sinceramente me sentí desolada.

En la misma escena, en el tránsito un hombre grosero insultó a una mujer que estacionó torcido y lo hizo esperar tres segundos más para pasar.

Esa falta de gentileza es algo que veo a diario y me preocupa. Me pone mal que la gente evite a toda costa implicarse en cualquier cosa, que sea indiferente a todo y que consideren a la buena educación y al cariño como algo pasado de moda.

Pienso que si la gente no considera a su vecino, conocido o familia, mucho menos lo hará con los desconocidos.

Vamos derecho por un camino al abismo como sociedad, con gente triste, enferma, pobre de mente y corazón y espantosamente olvidada o relegada.

Es que si yo ignoro a un semejante, el me ignorará a mi… y así cada vez estaremos más separados, menos conectados, habrá menos empatía y simpatía, todo será duro, seco y hostil. ¿Quién quiere vivir así?

¿Tan mal está abrazar a un viejo conocido que uno encuentra en la calle?

¿Qué van a pensar los demás si abrazo a otro ser humano de distinto sexo?

¿Mi esposo/esposa se va a poner celoso y va a malinterpretar?

¿El otro va a pensar que soy un flojo?

Se me ocurre que algunos se harán esas preguntas torpes e inconducentes para permanecer inertes ante cualquier estímulo que los distraiga de sus aburrimientos crónicos. ¿Solos e insensibles se sienten mejor?

Esta conducta evasiva se reproduce en cada ámbito de la sociedad y parece que fuera un error incentivar o felicitar a quienes hacen algo bien… porque a ver si se suben al caballo!

Tomarme el trabajo de leer y comentar lo que otro comparte, ¿es dorar la píldora? ¿Decir gracias o emitir una opinión es tan desgarrador? ¿Tanto esfuerzo implica reflexionar sobre lo que otro ser humano planteó?

En este momento es más común presenciar la grosería en todos los ámbitos de la sociedad, que la corrección y la amabilidad.

¿Ser correcto, amable, agradable y gentil, ha pasado de moda?

Creo firmemente que si continuamos por ese camino de indolencia, todo será cada vez peor, nuestros hijos aprenderán de la desidia e indiferencia y serán tan individualistas y separados de todo, que nada les importará si el mundo cae a sus pies.

Necesitamos favorecer el contacto humano; enseñar a que cada persona se implique profundamente en el mundo en el que vive; fomentar el compartir y el poder opinar sin dañar; alentar e incentivar a quienes hacen algo bueno, para que tengan ganas de hacer más; buscar la forma de ayudar a quienes cometieron errores; perdonar más seguido…

Ohhh perdonar!!, no te rasgues las vestiduras. El perdón es una decisión, cuando perdonamos dejamos de sentir dolor por la ofensa y desaparece el rencor que es altamente cancerígeno. Perdonando, el alma está en paz y lo estará también el que cometió la ofensa. Pero el perdón es más que eso, es ni siquiera considerar que hay algo que perdonar.

Frases sobre la gentileza de Sigmund Freud, Mahatma Gandhi, Antonio Machado y Madre Teresa
Frases sobre la gentileza de Sigmund Freud, Mahatma Gandhi, Antonio Machado y Madre Teresa

¿Qué pasaría si juntos reflotamos esos valores tan esenciales para el funcionamiento de la comunidad?

Y la pregunta del millón: ¿Cómo se hace? Simplemente empezando por uno mismo, siendo el ejemplo y mostrándoselo a nuestros hijos.

Si no hacemos nada de eso… ¿De qué educación estamos hablando?

Regresando al tema de las endorfinas, nuestro cuerpo es capaz de producir una serie de hormonas, tres de las cuales son responsables del placer y la motivación (dopamina), aliviar el estado de ánimo (serotonina) y producir felicidad (endorfina).

Las endorfinas son neuro-péptidos (pequeñas cadenas proteicas) que se liberan a través de la medula espinal y del torrente sanguíneo. Son opiáceos naturales del organismo que pueden ser hasta 20 veces más potentes que los medicamentos conocidos para suprimir el dolor.

Una forma rápida de producir estas hormonas es activando la capacidad de relacionarse empática, cariñosa e implicativamente con otras personas. También hay actividades que ayudan mucho a nuestro organismo a producirlas.

Escuchar música armónica, bailar, tomar un baño, caminar, estar con los amigos, abrazar a los seres queridos, decir palabras cariñosas, alagar a otras personas, reconocer sus habilidades, etc., aumentan los niveles de endorfinas en sangre.

Las endorfinas tienen un rol importante en la recuperación de cualquier enfermedad o lesión y tienen funciones esenciales para la salud:

* Promueven la calma

* Crean un estado de bienestar

* Mejoran el humor

* Reducen el dolor

* Retrasan el proceso de envejecimiento

* Potencian el sistema inmunitario

* Reducen la presión sanguínea

* Contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad y ayudan a reducir los síntomas, ya que las células notan que la persona está haciendo caso a la necesidad de encontrar más satisfacción emocional.

* Demuestran que la reducción de los síntomas es posible y la recuperación total de la salud no es una panacea.

Ahora que Gabriela (Dialoguista) está haciendo dos cursos preciosos en Ulerni, quiero mencionar que el juego, especialmente el juego simbólico que ella trata bellamente, es tan importante porque solo el hecho de dedicar un rato a pasarla bien, ya hace aumentar los niveles de endorfinas tanto como sonreír. Es hora de animarse a pasar tiempo haciendo tonterías jugando, disfrutando y relacionándonos con cariño como los niños saben hacer tan magistralmente, para recuperar el bienestar, la salud Psico-bio-emocional y elevar los niveles de consciencia.

Todo esto desata torrentes endorfínicos y la vida es más bella, más suave, más serena y más feliz. ¿Te sumas al desafío?

Participa de todo e implícate con amor, ya verás cómo tu vida cambia para mejor!!!

Te recuerdo algunas entradas GRATUITAS, motivadoras y generadoras de  endorfinas, relacionadas íntimamente con este tema que son:

También puedes encontrar muchísimo material inspirador en mis Cursos Cuánticos:

Metodología de la Economía Feliz

El potencial cuántico de TU VOZ

Te dejo aquí algunas frases endorfínicas de la dulce Madre Teresa.

♥ Preferiría cometer errores con gentileza y compasión antes que obrar milagros con descortesía y dureza.
♥ El amor es un fruto que madura en todas las estaciones y que se encuentra al alcance de todas las manos.
♥ Si no tenemos paz en el mundo, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro, que ese hombre, esa mujer, esa criatura, es mi hermano o mi hermana.
♥ La disciplina es el mejor amigo del hombre, porque ella le lleva a realizar los anhelos más profundos de su corazón.
♥ No permitas jamás que alguien llegue a ti, sin dejarle ir mejor y más feliz.

♥ A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.
♥ La falta de amor es la mayor pobreza.
♥ La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
♥ No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor.
♥ Nunca prives a nadie de la esperanza, puede ser lo único que una persona posea.

♥ Bien aventurados los que dan sin recordar, y los que reciben sin olvidar.
♥ Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.
♥ El amor tiene que ponerse en acción. Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.
♥ Lo más importante no es lo que damos, sino el amor que ponemos al dar.
♥ Hay que hacer las cosas ordinarias, con un amor extraordinario.
♥ Espero que tengas: suficiente felicidad para hacerte dulce. Suficientes pruebas para hacerte fuerte. Suficiente dolor para mantenerte humano. Suficiente esperanza para ser feliz.
♥ Las personas son irracionales, inconsecuentes y egoístas. Ámalas de todos modos.
♥ El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad es compartir..
♥ Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados. 

Con mucho cariño

Silvana Paola Gonella

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